Por la crisis económica, cambiaron las posturas en cuanto a los consumos. Los comerciantes tuvieron que adaptarse a esta caída pronunciada que se viene arrastrando desde el año pasado y que profundizó en las últimas semanas.
“El consumo bajó bastante. La gente busca mantener la marca, pero consume menos. Se está sintiendo ahora el bajón: agosto fue malo y en las vacaciones se arrastró todo eso”, dijo el propietario de una despensa céntrica.
“Cayó mucho el trabajo en las empresas, ya que se redujo el personal, en muchos casos, más de la mitad”, agregó un comerciante, que le vende artículos de limpieza a empresas y pymes de la zona.
Por ejemplo, el dueño de una pizzería de mas de una década de la zona, aseguro que hubo una baja en ventas del 5 % entre el primer semestre del 2024 contra el de este año. Pero los costos en materia prima aumentaron un 28%. A esto hay que sumarle la suba en el precio del alquiler, que fue de un 70 %. Como si fuera poco, los clientes que compraban dos veces a la semana, ahora lo hacen una vez. El beneficio para el dueño se redujo un 12 %.
“En agosto siempre cae el consumo. Además, distintas instituciones se vuelcan al rubro. Por ejemplo, hay clubes que se dedican a hacer pizzas para recaudar fondos, lo mismo otras entidades. Todo eso nos quita público”, agregó.
En otra de las recorridas, en una casa de comida, también del casco urbano, comentaron que desde marzo de 2024 a agosto del 2025 las ventas bajaron un 50 %. “Los precios vienen con aumento, es mentira que no hay inflación. La gente pregunta por promociones, piden un menú para ‘engañar’ el estómago y seguir laburando”. Y sintetizó: “Antes éramos cinco en la cocina y ahora con tres personas sacamos todos los pedidos. Está muy difícil”.
Desde una casa de venta de materiales para la construcciones, argumentaron que toda la venta minorista diaria, que está relacionada al mantenimiento de hogares u obras menores, tuvo una merma considerable del 30%. Lo que mantiene el comercio es la obra de cero, es decir, aquel cliente que comienza a construir una casa. "El mostrador, que estaba destinado a mantener toda la logística del negocio, es un desastre, hay días que podriamos no abrir caja. Y sumado a que tenemos mucha plata en la calle", contó.
Eso sí, reconoció que “en una última reunión que convocó a empresarios de la zona, un gerente de ACINDAR comentó que la franja que ocupa el trayecto entre Cañuelas y Canning hay que apartarlo de las mediciones, ya que ahí se llevan a cabo grandes proyectos inmobiliarios y comerciales y es una burbuja en relación a lo que se vive en otras zonas de la provincia”.
“La Navidad pasada fue complicada y desde marzo arrancó una caída tremenda. Levantó el Día del Padre y el Día del Niño, pero no alcanza. La gente no tiene plata para comprar una primera o segunda marca”, dijeron desde una casa de ropa unisex de la Avenida Libertad.
“No sabemos cómo seguir. Es cierto lo que se dice, que cuesta hacer facturas por los gastos en la materia prima. La gente ya ni compra el pan todos los días y los ancianos se llevan de a dos miñones. Me pone muy mal todo esto, los domingos me piden una o dos facturas, ‘para darse un gusto’. Nunca se vio algo así y eso que en Cañuelas hay mucho movimiento”, sostuvo, indignado, el dueño de una panadería con más de 20 años de trayectoria.
