El tema en cuestión cuenta con varios factores que van de la mano con el duro momento socieconómico en el país. Cuatro de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 17 años tienen exceso de peso en la Argentina.
La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud indica que realmente el 20,7 % presenta sobrepeso y el 20,4 % obesidad.
El problema no radica solamente en la cantidad de comida, sino en la calidad, ya que los alimentos ultraprocesados representan más del 35% de las calorías diarias en la dieta de los chicos.
Y acá, dicen los expertos, los productos con exceso de azúcar, grasas y sal ganan la pulseada ante las frutas, verduras o lácteos.
Las bebidas azucaradas son otro factor crítico: un adolescente de cada tres las consume al menos una vez al día, y en promedio los chicos argentinos beben 127 litros por año.
Existen distintas maneras de plantarse ante esta patología. El método más eficaz es el de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses. Desde 2022, existe una ley de Etiquetado Frontal en alimentos, pero la mayoría de los comedores o kioskos escolares siguen ofreciendo gaseosas y panificados industriales.
Por ahora, la educación alimentaria, el acceso a alimentos saludables y el cumplimiento de este etiquetado frontal son las herramientas más poderosas para revertir la tendencia.






















