Por estas horas la familia Semeao está preocupada y estremecida por la invasión de cinco perros de raza pitbull que sufrió el pasado sábado. Y si bien es la primera vez que ingresan a su terreno ya hay antecedentes, con otro hecho agresivo consumado por los mismos animales, pertenecientes a la familia Ramírez-Marcolín.
El primer problema data de septiembre de este año, cuando a través del tejido mordieron a su caniche, lastimándole una de sus patas delanteras que posteriormente debió ser amputada. “Sus nietos llamaron a mi perrito y cuando se acercó lo agarraron por el alambrado. Tuve que amputarle la patita a mi perro”. Pese a la insistencia de los Semeao para que los dueños de los pitbull refuercen los cuidados, el débil tejido continuó cediendo y permitió que los perros crucen hacia el patio lindero.
El caniche lastimado después del primer ataque.
“Hoy a la mañana (sábado) siento que la yegua sale corriendo y empieza a ladrar un perro. Miro por la ventana y veo a los pitbulls en mi patio, en el gallinero del fondo. Salimos corriendo y los perros nos atacaron a nosotros. Empezamos a tirarle cosas y a llamar a los gritos a los dueños”, contó Rocío Semeao, habitante de Santa Anita y la dueña de la casa invadida de Aristóbulo del Valle al 200.
En esta segunda oportunidad lastimaron a una yegua mordiéndole la boca, atacaron a las gallinas y se comieron sus huevos. Rocío contó a NacPop que tiene miedo que exista un tercer episodio y que sus hijos de 8, 10, 12 y 14 años salgan heridos.
“Tengo una hija con discapacidad motriz (8 años) que no puede escapar del ataque de un perro de estos. A esos animales un alambrado no los para. O hay que sacárselos o hay que reforzar el lugar para tenerlos. Zoonosis vino a hacer el ambiental, el Juzgado de Faltas les dio 30 días para solucionarlo y solo pusieron una lona verde. Ahora mandé a Zoonosis y no me dieron bola”, comentó Rocío haciendo referencia a las medidas de seguridad que deberían aplicarse para que no se reitere el problema.